ASUNCIÓN.- El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, fue destituido por el Senado, tras un juicio político sumarísimo, acusado por la Cámara de Diputados de "mal desempeño de sus funciones". En total 39 de los 43 senadores presentes entendieron que el mandatario era culpable de las acusaciones, por lo cual quedó automáticamente destituido, ya que alcanzaron los dos tercios (30 de 45 sin importar las ausencias) que exige la Constitución del país. Lugo acató la decisión del Congreso, pero calificó la medida de herida profunda a la democracia paraguaya, en un discurso tras su destitución. Y denunció que en el proceso de juicio político en su contra fueron "transgredidos todos los principios de la defensa de manera cobarde y alevosa".
El ex obispo fue considerado "culpable" de mal desempeño de sus funciones por su "responsabilidad" en la muerte de 17 personas en el desalojo de una hacienda ocupada por campesinos. "Me someto a la decisión del Congreso", dijo él, "aunque es la historia paraguaya, su democracia, la que han sido heridas profundamente".
"Hoy me retiro como presidente, pero no como ciudadano paraguayo", sentenció el mandatario removido, y expresó su deseo de que no haya incidentes. "Que la sangre de los justos no se derrame", pidió. Luego abandonó el palacio presidencial en un convoy de automóviles.
Más tarde, el liberal Federico Franco juró como nuevo presidente del país. Franco había acompañado a Lugo en la fórmula de la Alianza Patriótica para el Cambio en las elecciones de abril de 2008, en las que esa fuerza derrotó al hasta entonces hegemónico Partido Colorado, impulsor ahora del proceso parlamentario contra el ex obispo católico.
El documento acusatorio contenía sólo cinco argumentos contra el todavía jefe del Estado: la masacre de Curuguaty, una pasada reunión de jóvenes socialistas en la sede de las Fuerzas Armadas, la firma del protocolo de Ushuaia II, la inseguridad, y la promoción de las ocupaciones de tierras.
La votación se produjo después de que los abogados de Lugo (él eligió no presentarse en persona ante el Senado), pidieron la nulidad del proceso, desestimaron los argumentos de la acusación, cuestionaron los plazos del mecanismo y denunciaron un virtual golpe de Estado legislativo.
En la plaza aledaña al edificio Legislativo los manifestantes recibieron la destitución con gritos de "Lugo presidente" y luego abuchearon a los parlamentarios. Luego de prestar juramento el cargo y en sus primeras declaraciones, Franco convocó a todos los paraguayos a hacer su aporte para que el país supere los "momentos difíciles" que atraviesa y se manifestó respetuoso de la Constitución y los tratados internacionales firmados por el país.
De traje oscuro, con la banda cruzada sobre el pecho, Franco adelantó su intención de completar el período del destituido Fernando Lugo y ejercer el mando hasta el 15 de agosto de 2013, para entregarle el poder "a otro paraguayo o paraguaya elegido democráticamente".
"No pretendo hacer un programa porque vamos a continuar absolutamente todo lo que se hizo bien desde el 2008. Todo lo exitoso y beneficioso vamos a continuarlo", subrayó. También se pronunció en favor de utilizar la energía que produce Paraguay "para industrializar el país".
Franco pidió además colaboración a los partidos con representación parlamentaria y evaluó que "la mejor manera de honrar a los muertos" de la masacre de Curuguaty es "iniciar el verdadero desarrollo. Y aseguró que tiene "ganas, voluntad, experiencia y salud", y puso de relieve su deseo de "entregar un país organizado, sin más muertes, con tolerancia, sin rencores"
Tras reunirse con Lugo, primero, y con Franco después, el grupo de cancilleres de Unasur que viajó de urgencia a Asunción dio a conocer una declaración de prensa en la que advirtió que el mecanismo activado por el Congreso paraguayo "podría ser comprendido" entre la ruptura del orden constitucional contemplado por los tratados del Mercosur, la Unasur y la Celac. (Reuters-Télam-DPA)